lunes, 12 de diciembre de 2011

Masa de levadura para Pascuas




¿Qué diría usted de mí si yo ahora desapareciera de esta sección llevándome, sin contársela, la última masa de levadura que inventé para Pascuas y que a usted le servirá todo el año para hacer factura exquisita? Seguro que tendría que conformarse con cualquier receta del siglo pasado. “De kilómetro en kilómetro/ de año en año/ viejos de frente estrecha/ señalan a los niños el camino/ con ademán de cemento armado” (JACQUES PREVERT). ¿Cómo pensó que pudiera hacer eso?... Disuelva 100 gramos de levadura de cerveza en 2 tazas de leche tibia y, batiendo con la mano bien abierta, agréguele todo estoy: 1 y ½ taza de azúcar (cuando hablo de tazas siempre me refiero a las de tamaño desayuno), 100 gramos de margarina blanda (hay untables buenísimas), la ralladura de 1 limón, 5 huevos y, aproximadamente, 1 kilo y un poquito más de harina. ¿Cuánta más? Hasta que la masa se desprenda del bol, y usted pueda volcarla en la mesa y castigarla hasta que se vuelva tierna y elástica. ¿Listo? Póngala en un bol, píntela con margarina derretida, tápela y déjela en sitio tibio, hasta que duplique su volumen. Y nada más. Haga después con ella lo que quiera: roscas simples, roscas trenzadas, pancitos de salud, medialunas… UNICA RECOMENDACIÓN: dejar levar la masa nuevamente y untar con huevo y azúcar antes de cocinarla en horno requetecaliente. Y una ventaja: si de pronto se cansa de estar en la cocina, meta la masa en una bolsa de polietileno, guárdela en la heladera… ¡y acuérdese de ella cualquier otro día de la semana! ¿Conforme?


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