sábado, 21 de junio de 2014

¿Qué sabe usted de bouillabaise?







La cocina marinera está llena de platos deliciosos y nombres tentadores. Pero como sucede en las mejores familias, es necesario entender que cada integrante tiene derecho a mostrar su propia personalidad. Usted y su primo pueden tener los mismos abuelos y no por eso los mismos gustos ni la misma simpatía, ¿verdad? “Todos nacemos con igual condición; solo por la virtud nos diferenciamos” (PROVERBIO LATINO). ¿Quiere usted un guisote de pescados y mariscos con cantidades industriales de cebolla, morrones y perejil, más galletas marineras frotadas con ajo? Pida entonces que le sirvan un “chupín”. ¿Lo mismo, con menos cebolla, menos morrones, menos ajo, los mismos bichos, y el agregado de arvejas y papas? Pida “cazuela”. ¿Más bichos, sin papas ni arvejas, pero con una buena dosis de vino blanco, aromáticos y abundante caldo? ¡Pida “bouillabaise”! ¿Quién dijo que lleva tiempo prepararla? Esta receta la simplifiqué especialmente para que usted no pierda más de ½ hora en la cocina. (“Simplificar, he aquí el principal secreto de la enseñanza” FOUILLER). Derrita 4 cucharadas de margarina y saltee en ella 1 zanahoria picadita, dos cebollas  medianas cortadas en rodajas y 2 dientes de ajo. Cuando todo esté doradito, agregue 1 kilo de filetes de pescado cortados por la mitad, arrollados y sujetos con palillos. (Si usted es francesa trate de entender la comodidad argentina). Agregue enseguida 1 taza de tomates picados, 1 hoja de laurel, 2 tazas de caldo, ¼ kilo de mejillones pelados (son más caros, pero… ¿acaso el tiempo no vale oro?), ¼ kilo de camarones pelados, sal, pimienta, 2 cucharadas de jugo de limón y 1 vaso de un buen vino blanco seco. Ahora deje cocinar todo hasta que el pescado esté tierno. Y, si sus invitados conocen el plato, sírvalo en platos soperos, como si fuera sopa. Pero si son neófitos… haga como yo: escurra la salsa, hágala hervir hasta que se reduzca a la mitad, espésela con un poco de harina (apenas), viértala sobre el guisote y sírvalo enseguida, en cazuelitas individuales, espolvoreando cada una con perejil picado. ¡Y chau a todas las especialidades extranjeras! “No es posible ser un especialista puro sin ser un perfecto idiota” BERNARD SHAW.



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